Cumplir años
recuerda la vulnerabilidad
lo efímero de la existencia
la fragilidad de la cuenta atrás
la importancia de las vivencias
y nos empuja
a agarrarnos a la vida
con todas nuestras fuerzas
A los 40 le pido abrazos de la gente que quiere que sea feliz y se alegra de lo bueno que me pasa. Porque en las malas aparecen muchos para decirte “cualquier cosa, me dices”. En las buenas no tanto. Porque brillas.
A los 40 le pido charlas reparadoras con una amiga delante de una taza de café humeante, con un rico desayuno y una vela encendida. Hablar de libros, de escribir, de lo que pudo ser y no fue, de lo que me entusiasma y me apasiona, de lo que me aterra, me desgasta, de aquello que me absorbe la poca energía con la que afronto la vida.
A los 40 le pido momentos en pareja donde no haga falta hablar sino estar sentados uno al lado del otro, leyendo un libro, en el sofá. Dándonos paz y que la inercia y la rutina no nos desvíen del lugar adonde ambos queremos ir.
A los 40 le pido recuperar el brillo en los ojos. Ver crecer a mi hijo. Minimizar las opiniones no solicitadas y no dar ninguna que no me pidan.
Priorizarme. Decirme SÍ a mí y NO a los demás. Dejar de estar disponible para todos menos para mí.
A los 40 le pido seguir en este mundo. Que paren las guerras. Que eduquemos con arte, literatura y cultura. Que la bondad impere.
Que las mujeres dejemos de normalizar abusos, infantilización y malas palabras.
Que se validen mis emociones.
A los 40 le pido habitaciones de hotel limpias con vistas inolvidables.
Caminar con los pies sobre la arena y sumergirme en aguas del Atlántico limpias y frías.
Libros para leer. Poesía para iluminar el alma. Podcasts para escuchar.
Madera para quemar y conversar mirando al fuego.
Inspirar y ayudar a alguien para que mejore su vida y cambiar un poco el Mundo.
Hacerme la vida bonita.
Que me regalen chocolate, velas, libros y flores. Y muchos abrazos, cariño y sonrisas.
A los 40 le pido, mucho que aprender, tiempo para reír y nunca cansarme de vivir.
Hoy me he visto
manos de vieja
de mayor
casi cuarenta
Y recordé las manos
de mi abuela
esa piel fina
de poca arruga
tersa
esas heridas
en la piel envejecida
que anticipan que el día
se avecina
Hoy me vi las manos
y me sentí añeja
he suplicado al Universo
que quiero ser longeva.
Felicidades Rocío! A tus 40 le pido, que No dejes de escribir. Un abrazo