Hoy volví a la oficina tras tres semanas sin aparecer por aquí. Tras varios permisos, vacaciones y teletrabajo, aparezco en Madrid un año después, tres semanas después, como si todo estuviera en el mismo lugar, con los correos de Feliz año, (¿hasta cuándo lo decimos?) y las típicas palabras de “espero que hayas pasado buenas fiestas”.
Madrugo y llego a la oficina una hora antes, así desayuno en uno de mis lugares favoritos, mientras leo un libro. Hábito de salud mental instaurado y acordados los términos y condiciones con mi pareja desde enero de 2022. Desde que soy madre, al menos una hora a la semana de tiempo para mí. Café y libro. Poesía.
Y vengo con una sensación de que, un año nuevo más, dejé Galicia, con una persona menos. Que cada año me espera menos gente. Que estamos entrando en una etapa que la generación de nuestros padres ya ha vivido. ¿Cómo lo hacen? Cuánto más mayor me hago, más admiro a las personas mayores que tengo alrededor. Ojalá tuviera yo esa valentía, esa manera de afrontar las cosas, esa vida social de velatorios, entierros y misas de ánimas a las que acuden con esa entereza.
Hablar no sólo de los hijos, sino de los padres. Empezar a perder a los padres. Ahora. A los 40. Ese cariño que damos, en persona y virtualmente, un simple mensaje de ánimo y “aquí estoy si me necesitas”. Un café en persona. Una videollamada. Y aparece el resentimiento y los recuerdos, de quienes tuvimos grandes pérdidas cuando éramos niños, y nadie nos animó con esas palabras que sabemos decir ahora. La vida seguía, como si nada. Acompañados por quienes nos cuidaban sin ilustrarnos con frases bonitas y a la vez, niños y mayores, sintiéndonos extremadamente solos.
Sí, no imaginaba que mi primera publicación en el blog de 2025 empezara así.
Los imprevistos ocurren, la vida empieza y termina. Y mientras tanto, me refugio en quienes seguimos, intentando sacar a diario lo mejor de nosotros mismos para vivir el tiempo que nos quede. Con problemas tan grandes y a la vez tan pequeños.
Necesitando que el colegio empiece.
Anhelando las siguientes vacaciones.
Afrontando las horas de oficina de la mejor manera posible.
Eligiendo cómo queremos vivir. Luchando por agarrarnos a un presente al que le negamos la entrada a nuestra vida.
Y en mi caso, leyendo, mucho.
Os compartiré lecturas en las próximas semanas. Hoy, me despido con dos frases de libros:
- de May Sarton: Anhelo de raíces:
“Llegamos completamente nuevos a las diversas etapas de la vida”.
- de Madres e hijos de Kallifatides:
“Siempre tenemos la vida por delante. Lo que queda de ella.”
Un abrazo y gracias por leer hasta aquí,
Rocío
Piensa en las personas nuevas que aparecen en tu vida y no solo en la que se van …. Unos se van … otros vienen …
Me ha tocado lo de nuestras pérdidas de pequeños y bienvenida a la maternidad cuando dejan de ser tan bebés ❤️ Kallifatides 🔝